Álvaro R. B., el joven de Torrero (barriada de Zaragoza) condenado a tres años de cárcel por herir a un policía local de una pedrada en las protestas por el desalojo de una casa okupada, va a eludir definitivamente el ingreso en prisión, para que luego lloren en sus espacios internautas sobre lo perseguidos que están, y lo antisistema que son.
La Audiencia Provincial de Zaragoza ha respaldado, la sustitución de la privación de libertad a cambio de una sanción económica que decretó la magistrada del juzgado de lo Penal número 1.
El abogado de Álvaro --el profesor de Derecho Penal de la universidad de Zaragoza Eladio Mateo Ayala—solicitó dicho cambio, tras la condena que dos tribunales aplicaron al “antisistema”, que consistía en dos años de prisión por un delito de lesiones provocadas con un medio peligroso y a otro año por atentado.
Los hechos ocurrieron el 30 de mayo del 2008, cuando Álvaro R. B. --entonces de 18 años-- participaba junto a otros miembros de los colectivos de ultraizquierda y anarquistas, contra el desalojo de una casa okupada en la calle Lugo. En un momento de la refriega, según declara probado la sentencia, el joven lanzó contra un coche policial una piedra que tras romper la ventanilla impactó en la cara y el brazo de uno de los agentes que circulaban en él, que resultó herido en un ojo y en el rostro.
El abogado defensor planteó la posibilidad de aplicar al joven el artículo 88 del Código Penal, que habilita a los jueces para sustituir "excepcionalmente" las penas de prisión que no superen los dos años siempre que se den una serie de circunstancias, como que no se trate de delincuentes habituales, que "de las circunstancias del hecho y del culpable se infiera que el cumplimiento de aquellas (condenas) habría de frustrar sus fines de prevención y reinserción social" y, por último, que "su conducta y, en particular, el esfuerzo para reparar el daño así lo aconsejen".
El tribunal se muestra "absolutamente conforme con lo manifestado" por la jueza, para quien sustituir el encarcelamiento por la multa "impide el que se frustre la reinserción social" del joven. La decisión, añade, "tampoco supone frustración de los fines de prevención de la pena", ya que la propia existencia de una condena "supone, per se, ausencia de impunidad.
Apedrear a un policía se solventa con una cantidad determinada de dinero, no hay maldad en ello, y pobrecitos que pueden no reinsertarse en la sociedad ellos que son tan sociales y colaboran tanto por la convivencia sin usar violencia alguna. De todos modos okupar teniendo dinerito en casa es algo ¿incoherente? Hay quien duerme en la calle pero por necesidad de verdad. Tal vez tan solo sea un deporte o poder decir que soy el más “anti” si okupo la casa o el edificio de otro, la conclusión es que al final, en las okupaciones de estos individuos, se hace de todo menos ayudar a quien no tiene un mendrugo de pan que echarse a la boca o un techo para sus hijos.
Mientras, a libreros y editores disidentes del orden imperante, se les mete en la cárcel, ¿Cómo es el chiste ese? ¿Todos somos iguales ante la ley?
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